Usaquén aún conserva el aire del pueblo tranquilo que era antes de ser absorbido como un barrio de Bogotá en 1954. En el costado oriental de su plaza principal sobresale la iglesia de Santa Bárbara de Usaquén, que data de mediados del siglo XVII. A su alrededor es posible caminar por calles estrechas, comprar artesanías y visitar restaurantes elegantes y de comida típica, al igual que bares y otros locales.